Franz Stangl: A Commandant’s View (en español)
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A Commandant’s View (en español)

In Spanish, get insight into how a commander at a Nazi death camp viewed his victims and coped with his actions.
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Language

Spanish
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English — US

Asunto

  • History
  • The Holocaust

Dehumanizing the Enemy

Scholar James Edward Waller discusses how perpetrators of atrocities dehumanize their victims.

Perspectiva de un Comandante

En 1971, la periodista Gitta Sereny entrevistó a Franz Stangl, quien había sido el comandante del campo de exterminio de Sobibór y, después, del campo de Treblinka.

“¿Sería cierto decir que ustedes se acostumbraron a los asesinatos?”.
Él pensó por un momento: “A decir verdad”, dijo luego, lenta y cuidadosamente, “uno se acostumbraba”.

“¿En días? ¿Semanas? ¿Meses?”.
“En meses; pasaron meses antes de que pudiera mirar a uno de ellos a los ojos. Lo reprimía todo tratando de crear un lugar especial: jardines, nuevas barracas, nuevas cocinas, todo nuevo: barberos, sastres, zapateros, carpinteros. Había cientos de maneras para apartar la mente de eso; las usé todas”.

“Aun así, si sus sentimientos eran tan fuertes, tuvo que haber momentos, quizás por la noche, en la oscuridad, en que no podía evitar pensar al respecto”.
“Finalmente, la única manera de lidiar con eso era bebiendo licor; cada noche llevaba una copa grande de brandy a la cama y la bebía”.

“Creo que está evadiendo mi pregunta”.
“No, no es esa mi intención; por supuesto, los pensamientos venían, pero los alejaba. Me obligaba a concentrarme en el trabajo, trabajo y, nuevamente, trabajo”.

“¿Sería cierto decir que finalmente sintió que ellos en verdad no eran seres humanos?”.
“Cuando estaba en un viaje, años más tarde, en Brasil”, dijo, su rostro se concentró y obviamente revivió la experiencia, “el tren se detuvo cerca de un matadero. El ganado en los corrales, al oír el ruido del tren, trotó hasta la reja y se quedaron mirando al tren. Estaban muy cerca de mi ventana, empujándose entre sí, mirándome a través de la reja. En ese momento pensé: ‘Mira esto; esto me recuerda a Polonia; así es como miraba la gente, confiadamente, justo antes de pasar a las latas…’”.

“Usted dijo latas”, interrumpí. “¿A qué se refiere?”. Pero siguió sin oírme, o responderme.
“… No pude comer carne enlatada después de eso. Esos grandes ojos… que me miraban… sin saber que en cuestión de segundos todos estarían muertos”. Hizo una pausa. su rostro estaba demacrado. En ese momento se veía viejo, agotado y triste.

“Entonces, ¿no sentía que fueran seres humanos?”
“Cargamento”, dijo con voz monótona. “Eran cargamento”. Levantó y dejó caer su mano en un gesto de desesperación. Las voces de los dos se habían acallado. Fue una de las pocas veces en esas semanas en que no hizo ningún esfuerzo para ocultar su desesperación, y su aflicción desesperada me produjo un momento de compasión.

“¿Cuándo cree que empezó a pensar en ellos como un cargamento? La forma en que habló antes, sobre el día en que vino por primera vez a Treblinka, el horror que sintió al ver cadáveres en todas partes; no eran 'cargamento’ para usted en ese momento, ¿verdad?”.
“Creo que empezó el día que vi por primera vez el Totenlager [campo de exterminio] en Treblinka. Recuerdo a [Christian Wirth, el hombre que estableció los campos de exterminio] de pie junto a las zanjas llenas de cadáveres de color negro azulado. No tenía nada que ver con la humanidad, no podía ser así, era una masa, una masa de carne en descomposición. Wirth dijo: ‘¿Qué hacemos con esta basura?’. Creo que inconscientemente eso me hizo pensar en ellos como un cargamento”.

“Había muchos niños; ¿en algún momento lo hicieron pensar en sus hijos, en cómo se sentiría usted si fuera uno de esos padres?”.
“No”, dijo lentamente, “no puedo decir que haya pensado así alguna vez”. Hizo una pausa. “Verá”, continuó, hablando con su extrema seriedad y evidentemente intentando encontrar una nueva verdad en su interior, “rara vez los vi como personas. Siempre fueron una masa gigante. A veces me paraba junto a la pared y los veía en la cámara de gas. Pero –cómo explicarlo– estaban desnudos, en manada, corriendo, conducidos a punta de latigazos, como… La oración se fue apagando.

… “¿No podía cambiar esa situación?”, pregunté. “En su posición, ¿no podía haber impedido la desnudez, los látigos, el horror de los corrales de ganado?”.
“No, no, no. Ese era el sistema… Así funcionaba. Y, como funcionaba, era irreversible”. 1

  • 1Gitta Sereny, Into that Darkness: An Examination of Conscience (Londres: Pan Books, 1977), 200–02. Reproducido con autorización de los herederos de Gitta Sereny y The Sayle Literary Agency.

Colored painting of trees.

Connection Questions

  1. ¿Qué papel desempeñó Franz Stangl en los campos de exterminio? ¿Cómo lo afectó este papel? ¿Por qué dice que “Finalmente, la única manera de lidiar con eso era bebiendo licor”?
  2. ¿Qué palabras y frases de la entrevista de Stangl describen cómo veía a sus víctimas?
  3. Después de la guerra, Stangl escapó a Brasil. Fue capturado en 1970, juzgado y condenado en Alemania. Sereny lo entrevistó tras el juicio, mientras esperaba en prisión los resultados de su apelación. ¿Cómo pudo influir el paso del tiempo en la forma en que respondió sus preguntas? ¿Habría respondido esas preguntas de forma diferente durante la guerra, mientras se producían los acontecimientos que describe?
  4. ¿Qué información nos aporta esta lectura para ayudarnos a comprender cómo fue posible el Holocausto?
  5. ¿Qué opina del relato de Stangl? ¿Qué otras preguntas podría haberle hecho?

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Using the strategies from Facing History is almost like an awakening.
— Claudia Bautista, Santa Monica, Calif